Nunca me detuve en el análisis de vivir con capacidades distintas. Mucho menos, en pensar cuan accesible era el mundo para estas personas. De la mano de mi hijo, de cuatro años, comencé un camino lleno de lecciones, de alegrías y otras veces desencantos. Venciendo prejuicios y aplastando paradigmas.

jueves, 29 de abril de 2010

Descubriendo imágenes


Su mirada se detuvo. Se congeló todo alrededor. Solo la imagen y Cristóbal eran los protagonistas…

Las pequeñas e inteligentes manos me ayudaban a sacar, de la gran caja, el aparato que acompañaría a mi hijo por maravillosos viajes. Mi valoración del habilitador, en cuestión, era relacionado a las actividades escolares y culturales.

Un circuito cerrado de TV ó amplificador de imágenes, permite que personas con discapacidades visuales, de cualquier edad, puedan tener acceso a la lectura, así como, actividades manuales y escritura. En la actualidad, mi pequeño ha logrado escribir letras de tamaños regulares e inclusive actividades de dibujo y pintura. Antes de llegar el aparato, Cristóbal tenía que aceptar pasivamente el placer de la lectura. En la actualidad, trae semanalmente libros de la biblioteca de su colegio y repasa la lectura y las imágenes, que de otra forma, se negarían a ser reveladas.

…No olvidaré nunca su cara cuando vio por primera vez, en muchos años, la cara de su juguete favorito. Pudo conocer al hombre araña y comprobó que la imagen que por más de media hora vio, era lo que tantas veces sus deditos le habían descrito.

Por supuesto, a partir de aquí, entendí que los habilitadores para personas con capacidades diferentes, deben permitir el simple gozo de acceder. Simplemente.